Guadalajara esconde secretos naturales poco conocidos y que bien merecen una escapada. En el recorrido a las Cascadas del Aljibe o las Pozas de Matallana caminarás por rocosos rincones de pizarra, con las montañas de Madrid como fondo, para llegar a un recóndito rincón de pequeñas cascadas y aljibes naturales.
Hay que reconocer que, ya sólo el nombre, promete.
Puedes complementar tu escapada con otras rutas con mucho encanto, como laruta por los pueblos negros o la clásica subida al Pico Ocejón. La Sierra norte de Guadalajara tiene mucho que ofrecerte
Información General
El recorrido comienza en El Espinar, uno de pueblos de la Arquitectura Negra, y llegaremos hasta un doble salto de agua en el río Soto, ya casi en su desembocadura con el Jarama.
Pasaremos por dos pueblos, uno abandonado y otro pintoresco donde los haya, Roblelacasa.
Una ruta circular de unos 10 km de longitud, de dificultad moderada y que nos mostrará la belleza de la Sierra Norte en todo su esplendor.
El tiempo de duración estimado para completar el recorrido es de 2,5 horas, pero puede ser algo más, porque irás parando y quizá decidas aprovechar y quedarte más tiempo del previsto en la zona de las cascadas.
- Tipo de ruta: Circular
- Distancia: 10 km
- Duración: unas 2,5 – 3 horas
- Dificultad: Moderada
- Epoca del año : En cualquier época
Mejor época para visitar las Cascadas del Aljibe
La mejor época para realizar este recorrido es primavera u otoño.
En esta época prácticamente todo el camino está salpicado por las blancas flores de jara y los saltos de agua lucen sus mejores galas, por el deshielo. En otoño los tonos anaranjados y ocres tiñen la sierra y también tiene mucho encanto.
En verano tienes el aliciente de poderte bañar en las refrescantes aguas de las pozas, pero el camino puede ser sofocante de verdad.
Inicio de la ruta
Partimos del pueblo del Espinar, desde el campo de futbol.
Aquí puedes dejar el coche, frente a una fuente está la casa rural el viento del Ocejón.
Aprovecha a llenar la botella de la fresca y cristalina agua de la fuente, antes de comenzar, el trayecto no tiene apenas sombra y no hay fuentes.
Al inicio encontramos dos caminos, hay que tomar el de la derecha, en ligera subida (no hay que coger la GR marcada con franjas rojas y blancas, que es la Ruta circular de los pueblos negros).
Comienza entrando en una zona vallada para el ganado, se abre la verja y se puede pasar. No olvides dejarla cerrada.
Una pequeña subida nos lleva a una pradera donde encontraremos pastando tranquilamente al ganado.
A nuestra espalda el pico Ocejón, al frente, las altas montañas de la Sierra madrileña y a nuestra izquierda se divisa el pantano del Vado.
Hay un par de desvíos en el camino, debemos tomar en los dos casos el camino de la derecha.
Recorridos unos kilómetros comenzamos el descenso, bastante largo y muy empinado, que nos conduce hasta un pequeño arroyo.
Antes de cruzar el arroyo hay un sendero a nuestra izquierda, que nos dirige bordeando la orilla hasta las Cascadas del aljibe.
Llegada a las cascadas del Aljibe
Nos recibe el ruido del agua al despeñarse sobre un doble salto entre rocas de pizarra de inesperadas formas.
El agua del arroyo del Soto, helada y cristalina, es un lugar perfecto para darse un baño en verano o para relajarse, descansar y tomar un tentempié, en cualquier época del año.
Para retomar la ruta hay que cruzar el arroyo, por un pequeño puente de madera, que nos permite acceder a la otra orilla.
Desde aquí puedes contemplar las cascadas desde otro ángulo.
Hay épocas del año en las que este puente no puede cruzarse, por la crecida del caudal del arroyo.
Subimos por el sendero que discurre a la ribera del Jarama, al que seguiremos en paralelo durante un buen rato.
Podemos seguir el camino hasta Roblelacasa o desviarnos a la izquierda, para llegar hasta el pueblo abandonado de Matallana.
El pueblo abandonado de Matallana
Para llegar hasta este pueblo dormido en el tiempo, desde 1972, hay que tomar una desviación a 700 metros del camino y cruzar un puente de piedra.
Lo verás indicado en la bifurcación.
En el pueblo se mantienen antiguas construcciones medio derruidas y parte de los muros y el campanario de la pequeña iglesia.
Tiene su encanto recorrer lo que queda de sus calles silenciosas.
La vegetación ha ido engullendo parte del espacio, antes ocupado por la actividad en las duras condiciones de vida de esta aislada parte de la Sierra Norte.
Matallana quedó abandonado por la expropiación para la construcción del pantano del Vado.
Pero vacío del todo no está, a partir de los años 90 algunas casas empezaron a ser reconstruidas y hoy hay algunas habitadas. Eso sí, aquí se vive al modo tradicional, sin conexión a internet, sin agua corriente, ni electricidad.
Desandamos el camino desde el pueblo para regresar nuestra ruta, que en continuo ascenso nos llevará hasta el pueblo de Roblelacasa.
Es uno de los pueblos más bonitos de la zona y un auténtico ejemplo de la arquitectura negra tradicional.
Según te acercas a Roblelacasa, la vista es espectacular: las casas de negra pizarra parecen surgidas del interior de la tierra, la vegetación cubierta de blancas flores de jara y el imponente pico Ocejón, el más alto de Guadalajara, a nuestra derecha.
Roblelacasa
Roblelacasa es una pedanía de Campillo de Ranas, con apenas 30 habitantes censados, es un magnífico ejemplo de arquitectura tradicional de la zona: la arquitectura negra.
Tras pasar un buen rato recorriendo las empedradas calles y refrescándonos con el agua de la fuente de la plaza, tomamos un callejón a la derecha que nos lleva de regreso a nuestra ruta.
A tan solo dos kilómetros, llegamos nuestro punto de partida: El Espinar. Hemos terminado la ruta circular para conocer este rincón escondido de la Sierra Norte de Guadalajara.
¿Te ha gustado el recorrido? Espero haberte inspirado para venir a conocerlo.
Si tienes cualquier comentario o sugerencia, me encantará leerte.
Me encanta!!!! Muchas gracias por la publicación, estoy deseando ir pronto ❤️