El carnaval de Almiruete, una curiosa tradición que ha puesto en el mapa a este pequeño pueblo de Guadalajara y que celebra cada año una ancestral ceremonia.
Este carnaval es todo un símbolo de despedida a los fríos y rigores del frio invierno y una colorida bienvenida a la prolífera primavera.
Si te gusta disfrutar de los carnavales y tradiciones curiosas, la fiesta de Botargas y Mascaritas te va a enamorar.
El Carnaval de Almiruete
Los botargas y mascaritas es una celebración de origen medieval, considerada una de las más antiguas de España.
Los vecinos de Almiruete la reviven cada año y ha sido declarada Fiesta de interés turístico provincial.
Esta pequeña pedanía pertenece al núcleo de los pueblos negros de Guadalajara, un espectacular conjunto de pueblos de arquitectura tradicional de pizarra negra a los pies del pico Ocejón, en la Sierra Norte.
La tradición del Carnaval de Almiruete se celebra desde hace siglos (puede que milenios), para ahuyentar los malos espíritus que podían afectar a las cosechas. Dejó de representarse durante mucho tiempo y no ha vuelto a recuperarse hasta hace ahora 38 años. Desde entonces los almiruetenses reviven cada año con respeto, emoción y entusiasmo esta costumbre que rinde homenaje al modo de vida de sus ancestros.
La figura del botarga es una costumbre muy arraigada en la provincia de Guadalajara. Son estrambóticos personajes, vestidos y adornados de forma indescriptible y aspecto grotesco, que recorren las calles de los pueblos.
Origen del carnaval de Almiruete
El origen del Carnaval de Almiruete se cree puede datarse en la época prerromana y tener cierto carácter mitológico, ya que tiene rasgos característicos que también se dan en los carnavales del norte de España. Un ritual que busca la protección de los habitantes de los pueblos frente a los malos espíritus, la fertilidad del campo y la abundancia de las cosechas.
Antaño se utilizaban los cencerros y los hisopos o látigos para asustar a los animales, que podían atacar al ganado y también para ahuyentar a los espíritus del mal.
Cada año coincidiendo con el sábado de carnaval las calles de Almiruete, que durante el año no llega a censar los 34 habitantes, se inundan de curiosos que vienen a contemplar este espectacular carnaval.
Los Botargas de Almiruete
Los mozos del pueblo, los Botargas, suben a la montaña hasta un lugar secreto que solo ellos conocen, donde se vestirán y pondrán el atuendo tradicional con ayuda de los más veteranos.
Este acto es todo un ritual y hay que hacerlo cuidadosamente.
Ataviados con calzón y camisa blanca, colocan a conciencia una faja negra que cruza espalda y torso y que, junto con una cuerda gruesa, ayuda a sujetar los cencerros en la parte baja de la espalda.
Es el turno del cinturón de flecos rojo, que danzará al compás de los cencerros, las polainas y abarcas campesinas negras. En la mano un cayado de madera.
La parte más espectacular de esta figura es la cabeza, donde colocan una especie de mitra blanca, adornada con flores de colores y, finalmente, sus impresionantes máscaras.
Cada máscara es diferente a las demás, elaborada de forma artesanal con cortezas, musgo, huesos de animal y otros elementos naturales. Estas máscaras dan vida a unos seres irreales: monstruos, duendes. diablos y otros personajes que parecen sacados de un cuento mitológico.
Los botargas son una figura pastoril. El blanco de su atuendo representa la nieve, las flores de colores prendidas al traje y sombrero representa la primavera y el florecer de las cosechas. Los cencerros y las máscaras son los encargados de ahuyentar los malos espíritus.
Las curiosas máscaras del carnaval de Almiruete son distintas cada año y cada mozo las elabora dando rienda suelta a su creatividad. Así, cada botarga, tiene su propia colección de máscaras.
Las mejores máscaras se conservan en el Museo de las Botargas y Mascaritas de Almiruete.
Comienza el carnaval de Almiruete
A las cuatro de la tarde suena el cuerno. Un vecino es el encargado de hacer llegar este sonido hasta la montaña.
Es la llamada, la señal que pone en marcha a los botargas, que comienzan a descender serpenteando la montaña, en fila, por la ladera.
Cada año bajan por un lugar diferente, que no es desvelado hasta el último momento, hasta que los escuchas bajar, a lo lejos, ves brillar una hilera de personajes de blanco y sientes el tintineo lejano de sus cencerros.
Los mozos entran en el pueblo con su característico paso, es casi una forma de danzar caminando. Este sonido de cencerros tiene su técnica, no es fácil hacerlos sonar bien y mucho menos todos al unísono.
El grupo de enmascarados, va precedido por una figura que les abre paso. El mismo, a cuya llamada de cuerno acudieron, se asegura de que hay paso libre entre la multitud que espera verlos desfilar con asombro.
Estos personajes que parecen irreales juegan, asustan y danzan divertidos entre la gente, moviendo sus flecos, sus cencerros y su bastón.
Dan varias vueltas al pueblo, siempre en el sentido contrario a las agujas del reloj, hasta que finalmente salen al encuentro de las mascaritas.
¿Por qué avanzan en el sentido inverso a las agujas del reloj? Parece ser que en esta dirección llegan las nubes que dejan agua y nieve al pueblo. Dado que el modo de vida de subsistencia de los agricultores y ganaderos depende de los caprichos meteorológicos, tiene sentido en esta festividad que rinde culto a la tierra.
Las mascaritas de Almiruete
La formación de botargas y su rítmica danza va al encuentro de las mascaritas. Estas salen de una casa del pueblo, otro secreto no desvelado hasta el último momento, ya que solo ellos saben donde encontrarlas.
Las mascaritas son las mozas. Lucen vestido blanco hasta los pies, adornado de flores, sombrero campesino forrado de blanco y cintas de colores, un mantón negro tradicional bordado y un pañuelo, pintado y decorado a mano, que les cubre la cara.
La simbología es la misma de sus compañeros botargas, el blanco que representa el frio y la nieve invernal y las flores coloridas, prendidas al vestido, dan la bienvenida a la primavera.
Cada botarga se empareja con su mascarita. De la mano, recorrerán el pueblo en fila, entre cencerros y movimientos de flecos y faldas floridas, llegarán a la plaza, donde danzan emparejados.
Una orquesta de dulzainas y tambores amenizan el baile.
El momento más espectacular de la celebración, tiene lugar en esta plaza, que se inunda de confeti y pelusas de junco que lanzan los botargas y las mascaritas.
El ambiente es mágico, los atuendos, las máscaras, el sonido de los cencerros, las dulzainas, nubes de pelusillas blancas y confeti de colores flotando en el aire y que parecen bailar al son de la música.
Es el momento de la siembra, de la fertilidad.
Es también el momento en el que los botargas ensucian, divertidos, de tizne de sartén la cara de las mujeres que no se han vestido.
Sigue la fiesta hasta bien entrada la noche
Aunque esta festividad es pagana, la celebración del desfile del carnaval de Almirute acaba en la entrada de la Iglesia, donde el grupo se hace una foto final, frente a la preciosa portada románica-gótica de la iglesia.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del S.XII, es la joya románica de Almiruete.
Llega el momento en que Botargas y Mascaritas se quitan sus máscaras, que ya no volverán a ponerse, y se lanza el botillo. Dan comienzo a las carreras del botillo.
El botarga que coge la bota de vino huye con ella, perseguido por el resto que intenta darle caza. Así se suceden las carreras para hacerse con el preciado botín, mientras aparecen otros tres personajes que aderezan la fiesta: el oso, la vaquilla y el domador.
Las carreras, el baile y la diversión continúan, mientras se disfruta de una buena barbacoa, chorizo y panceta, acompañada de vino para todos los asistentes.
Cae la noche y Botargas y Mascaritas, acompañados por los dulzaineros, salen a pedir por las casas “el Somarro” (comida con la que los vecinos agasajan a los botargas), con cestos para guardar lo recibido.
Lo que obtienen en este recorrido por el pueblo, se disfrutará en una cena, ya de forma privada, en un lugar al que solo los protagonistas asisten.
Tradición en Almiruete
Los encargados de mantener viva esta preciosa tradición son los miembros de la Asociación Cultural Cofradía de Botargas y Mascaritas de Almiruete, a los que hay que agradecer la recuperación y celebración de esta estupenda tradición ancestral.
En la plaza del pueblo, en el Centro Cultural (que hace la función de bar estos días) se encuentra el Museo de Botargas y Mascaritas, un museo con un enorme valor etnográfico, que no debes perderte si quieres descubrir mucho más acerca de esta fantástica celebración.
Los horarios de visita son de 10.00 h a 14.00 h y abren determinados días del año.
Plaza del Olmo s/n, 19225 Almiruete.
Y hasta aquí este curioso carnaval, que se revive cada año en la pequeña pedanía de Almiruete, en Guadalajara.
¿Te apetece conocerlo? ¿Conoces otros carnavales curiosos que merezcan ser visitados al menos una vez? Me encantará leerte en comentarios