La ruta del jamón de Guijuelo ¿Algo más apetecible que recorrer pueblos preciosos en la Sierra Salmantina mientras degustas el exquisito jamón de la zona ?
Te invito a hacer un recorrido gastronómico por el suroeste salmantino donde tradición, cultura y exquisitez en la mesa van de la mano.
Recorreremos territorio de la D.O. del Jamón de Guijuelo, en concreto, por tres pueblos: Béjar, Candelario y Guijuelo (y uno más que no puedes dejar de ver)
Por aquí puedes practicar lo que ahora llaman “jamonturismo”, regado con buenos vinos. Una escapada gastrocultural que marida perfectamente viaje, tradición y gastronomía.
¿Por qué la ruta del Jamón de Guijuelo?
Además de buenos jamones y embutidos, esta es una escapada perfecta para descubrir lugares históricos, de tradiciones mantenidas y una estupenda cultura culinaria.
La de Guijuelo es una de las cuatro D.O. de jamón ibérico en España, junto con la de Huelva, La Dehesa de Extremadura y Los Pedroches.
El jamón ibérico tiene adeptos por todo el mundo pero, como en casi todo, jamones hay muchos, tantos como métodos de elaboración, origen, cuidados del animal, climatología, entorno… Así, entre todas las variedades de jamón que tenemos, esta zona es la principal proveedora de jamones ibéricos de España ( el 65%), por algo será
La ruta del jamón de Guijuelo recorre inmensas dehesas de encina y alcornoque, rodeadas de sierras abruptas que espiran vientos fríos y secos, lo que favorece el secado natural de las piezas, utilizando menos sal. Esto le da al jamón de la zona un toque peculiar más dulce y untuoso.
Tres pueblos vamos a recorrer durante esta ruta en coche, a través de la cultura gastronómica transmitida de generación en generación.
Candelario
La primera parada: tradición chacinera ancestral en un pueblo de cuento.
Candelario está catalogado en la lista de los pueblos más bonitos de España y no es para menos. Llegar hasta aquí es en sí un placer, comienzas a disfrutar del precioso paisaje de las Sierras de Béjar y de Candelario.
Este pequeño pueblo tiene una tradición muy antigua en la fabricación de embutidos y jamones. Cada familia tenía un cerdo y, llegado el momento, se sacrificaba y se elaboraban todos los productos que formarían parte del sustento durante todo el año.
Candelario está literalmente encaramado a la falda de la montaña, rodeado de la Sierra del mismo nombre, sus empinadas calles se adaptan al terreno, suben y bajan, zigzaguean y forman un intrincado conjunto de callejuelas de lo más pintoresco.
Recorrer esta pequeña villa puede hacerse rápido, porque no es grande en dimensiones, pero la recorrerás lento, porque cada rincón es un regalo para la vista.
Una de las cosas que llamará tu atención son las fachadas cubiertas con tejas colocadas al revés. Colocar de esta forma las tejas es una forma de proteger la casa de las duras condiciones climáticas, ya que son un estupendo aislante.
Las casas serranas de arquitectura tradicional están muy bien mantenidas: madera, muros encalados y sillares de piedra forman un conjunto encantador. El pueblo entero está recorrido por regaderas, por las que se desliza un agua fría y cristalina que llega directa del corazón de las montañas.
Estos canales o regaderas, como aquí se las conoce, permitían hacer llegar el agua a las huertas y servía para limpiar y arrastrar los restos de la matanza (actividad tradicional de supervivencia del pueblo).
Recorriendo las callejuelas de Candelario, acompañados por el eterno rumor del agua, verás otro elemento constante: las batipuertas. No hay casa en Candelario que no tenga su batipuerta (media puerta situada delante de la principal de acceso a la casa).
Las batipuertas cumplían varias funciones: impedir que entrara el ganado, que habitualmente callejeaba por el pueblo, mientras la vivienda estaba abierta; servía como protección para el matarife a la hora de realizar la matanza (puedes apreciar que, al lado de la puerta, muchas casas tienen una argolla donde se sujetaba al animal) y proteger la casa ante los rigores climáticos.
Las casas de Candelario tienen una peculiar distribución, adaptada al que fue su medio de vida tradicional. En la planta baja se ubicaba la pequeña fábrica, donde se trabajan y elaboran todos los productos procedentes de la matanza, en la primera planta la vivienda familiar y en la última planta el secadero.
Puedes hacer un viaje en el tiempo y trasladarte una casa tradicional visitando el Museo de la casa Chacinera. Un museo etnográfico que muestra la distribución típica de estas viviendas.
Los aperos tradicionales, artículos y trajes típicos han sido donados por los propios vecinos. La visita teatralizada te transporta a un día cualquiera en la atareada vida de una familia en Candelario.
Otro elemento omnipresente en el pueblo es el agua. En esta localidad hay hasta doce fuentes y de todas mana un agua helada y cristalina, que agradeces durante los paseos por las empinadas calles.
El ayuntamiento ha elaborado una ruta propia para recorrerlas: la ruta de las fuentes. Si te descargas la app de Candelario (encontrarás en el pueblo carteles con un código QR), puedes ir conociendo los detalles de cada una de ellas.
En la parte alta, subiendo por calles escalonadas de piedra, encontrarás la Iglesia de nuestra Sra. de la Asunción, de los S.XV-S.XVI que corona el pueblo, a su lado está el Ayuntamiento.
En la parte baja, se encuentra la Ermita del Humilladero, dedicada al Cristo del Refugio al que son muy devotos los vecinos de Candelario.
En Candelario, que pertenece a la D.O.Jamón de Guijuelo, se producen exquisitos productos chacineros y uno de sus productos estrella es el chorizo. No puedes irte de Candelario sin probar su exquisito embutido en todas sus variedades
Costumbres de Candelario: la Boda típica
Cada segundo domingo de Agosto podemos asistir aquí a una boda muy especial. Los vecinos recrean año tras año la celebración de una boda al estilo tradicional, ataviados con los trajes típicos (el novio con el traje choricero y la novia con el traje de candelaria).
Durante esta fiesta se pone en escena todo el ritual que tenía lugar durante una boda, cantos y bailes son animados por gaitas y el tamboriles.
Béjar
El siguiente punto del recorrido es otra de esas ciudades donde vivir la tradición del jamón y en general los embutidos, además de degustarlos y llevártelos a casa. En Béjar encontrarás multitud de tiendas y fabricas dedicadas a su producción.
Béjar está asentada sobre un promontorio circundado por el río Cuerpo de Hombre. Si rodeas la ciudad por la parte oeste verás restos de las murallas, que un día protegieron la ciudad, y las casas parecen colgadas sobre los riscos de piedra que se asoman al río.
Bejár tiene un gran patrimonio histórico y cultural, que complementa la estupenda ruta gastronómica. La ciudad está repleta de Iglesias, palacios (como el impresionante palacio de los Duques de Béjar), un convento, un santuario, castillo y restos de murallas, varios museos así como importantes edificios civiles.
La ciudad de Béjar tuvo un gran auge de la industria textil durante el siglo XIX y principios del XX, lo que atrajo a una emergente clase burguesa adinerada que construyó elegantes edificios.
Desde aquí puedes realizar una sencilla ruta caminando por la ribera del río Cuerpo de Hombre y recorrer las fábricas textiles, que en su día hicieron florecer económicamente a la ciudad.
Prácticamente en todos los bares y restaurantes de Béjar puedes degustar el exquisito jamón de Guijuelo con D.O., bien cortado y en su punto, o el plato estrella de la localidad que tiene hasta su festividad propia: el día del Calderillo Bejarano.
Esta celebración gastronómica coincide con el primer domingo de agosto, una jornada en la que todos los vecinos se vuelcan en la preparación de esta receta tradicional. El calderillo Bejarano es un guiso elaborado con carne de aguja o morcillo, patatas, cebolla, tomates y pimiento, entre otros ingredientes.
Durante la fiesta los visitantes que se acerquen a la localidad pueden probar este sabroso plato, ya que el fin es la exaltación de esta rica muestra gastronómica.
Costumbres de Béjar: los hombres de musgo
Pero si de celebraciones propias y típicas hablamos, la festividad más particular de Béjar es la procesión de los hombres de musgo, que atrae cada año a muchísimos visitantes y tiene lugar durante el Corpus Christi.
La leyenda de los hombres de musgo data de mediados del siglo XII. Según se cuenta, durante la festividad de Santa Marina (17 de junio), un grupo de bejaranos se cubrieron de vegetación, para camuflarse y sorprender a los vigilantes musulmanes de la muralla. Estos, al verlos, huyeron espantados pensando que se trataba de seres sobrenaturales, lo que permitió a estos verdes guerreros introducirse en la ciudad y liberarla del dominio musulmán.
Este hecho se recrea cada año durante la procesión del Corpus Christi, que es curiosamente escoltada por esta especie de musgo viviente.
Guijuelo
El último punto del recorrido pero el más importante si hablamos de jamón, que es de lo que trata esta ruta. El jamón ibérico de Guijuelo ha alcanzado fama internacional y compite mano a mano con los mejores del mundo.
El pueblo arquitectónicamente hablando no tiene mucho que ver, pero es el paraíso para los amantes del jamón. Visita la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y, en un alto, uno de los lugares más representativos: El Torreón, una iglesia inacabada del siglo XV, testigo durante siglos de la historia de la ciudad.
Cuando llegues a Guijuelo, encontrarás cada pocos metros un negocio relacionado con este producto: tiendas, pequeñas fábricas, talleres, obradores.
El jamón de Guijuelo se caracteriza por su untuosidad y un sabor menos salado. Este singular punto de sabor lo aporta el microclima de la zona: veranos cortos y secos, vientos fríos y fuertes, procedentes de las cercanas sierras, permiten que los jamones se sequen de manera natural aportando menos sal.
Producción de jamón de cerdos ibéricos, criados en libertad y alimentados de forma natural. El ganado apto para la elaboración de los jamones y paletas amparado por esta D.O.tiene que ser de raza ibérica o del cruce entre la raza ibérica (75%) y la raza Duroc-Jersey (25%).
Costumbres de Guijuelo: la matanza tradicional
Guijuelo celebra cada mes de Febrero la Feria de la Matanza Tradicional. Una forma de fomentar la tradición relacionada con los productos obtenidos del cerdo, que ha ido pasando de padres a hijos.
Cada fin de semana de Febrero distintas actividades muestran la forma artesana de elaborar los productos: chorizos, lomos, morcón y, cómo no, el jamón único que aquí se produce. Los más pequeños comienzan a practicar el arte de elaborar los chorizos y tienen su propio espacio para empezar a hacer sus pinitos.
Todos ataviados con los trajes tradicionales realizan el proceso de embuchado de los chorizos y demás técnicas chacineras.
En la Plaza Mayor se instala una pequeña feria gastronómica, una muestra de productos gourmet, no sólo de Guijuelo, sino de toda Castilla y León: vinos, quesos, dulces, miel e incluso cervezas artesanales. Productos tradicionales que puedes degustar y llevarte a casa de algunos de los stand que se instalan en la carpa.
Una visita imprescindible en Guijuelo, y más si estás realizando su ruta del jamón, es el Museo de la Industria Chacinera. En este museo conocerás a fondo todo el proceso de elaboración del jamón ibérico y, además de aprender sobre la elaboración tradicional, aprender a distinguir un buen jamón y conocer su bodega, podrás catar este producto guijuelense.
Muchos de los productores de jamón ofrecen la posibilidad de visitas guiadas a sus instalaciones con degustación incluida, una visita más que recomendable si estás en Guijuelo.
Montemayor del río
Como fin de ruta os recomiendo conocer un pueblo con mucho encanto y que merece la pena visitar, porque esta muy cerca de Béjar: Montemayor del río.
Menos conocido y concurrido que sus vecinos, Montemayor del río es uno de esos pueblos que mantienen su esencia. Ubicado en un entorno espectacular, sobre un promontorio rodeado por el río Cuerpo de Hombre, entre montañas tupidas de bosques de castaño, tiene esa autenticidad de los pueblos que no son invadidos por el turismo.
Se accede al pueblo a través del precioso puente de la Alameda, que cabalga sobre el río Cuerpo de Hombre y data del S.XIII y desde lejos habrás admirado el castillo medieval que corona el pueblo.
Da gusto pasear por la tranquilidad del día a día, el silencio, la tarea cotidiana de sus vecinos (una de sus actividades tradicionales es la cestería del castaño) y subir hasta el espectacular castillo medieval.
El castillo de Montemayor del río está restaurado y aloja en su interior un Centro de interpretación del medievo. Desde sus murallas tienes unas vistas increíbles. Nosotros lo visitamos en invierno pero, sin duda, el color de los castañares en otoño debe ser un espectáculo.
Además, aprovechando la visita al castillo, puedes comer en el restaurante alojado en su interior, donde se trabaja con productos locales y de temporada, para que degustes de verdad de los sabores de la zona.
El castillo de Montemayor del río forma parte de la ruta del vino Sierra de Francia. A su lado, y dentro del recinto amurallado del castillo del siglo XIII, está la Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, de estilo románico gótico.
Y hasta aquí este recorrido, recomendado especialmente para tu paladar, que espero te haya gustado y te animes a realizar. ¡Déjame un comentario con tus sugerencias y comparte con los que, como a nosotros, les gusta viajar saboreando cada rincón!
Me encanta recorrer pueblitos
Y lo del Valle del Loire en bici y la Alsacia están pendientes
Tienes razón, recorrer pueblitos es un placer, en España tenemos muchísimos espectaculares y desde luego, tanto el Valle de Loire como Alsacia son dos rutazas, y recorren pueblos brutales también.
En breve publico mi ruta completa por Alsacia ¡ para que no te pierdas nada!