La ruta a los Chorros del Manzanares y la Charca Verde es un clásico entre las rutas de senderismo madrileñas. Una de esas rutas que tienes que hacer al menos una vez, sobre todo si eres de Madrid, no sólo porque conocerás el increíble entorno en el que nace el río Manzanares, además porque la Pedriza es un lugar único. En el recorrido descubrirás rincones impresionantes que no esperas encontrar a tiro de piedra de una gran ciudad.
Una ruta en la que la reina es el agua
La Pedriza está ubicada en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, en el término municipal de Manzanares el Real. Forma parte del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y es un auténtico tesoro natural. Es un entorno con un paisaje peculiar e incomparable, en algunas zonas casi parece que estés en un rincón de otro planeta.
Mires donde mires La Pedriza nos muestra, desde casi todas las perspectivas, sus peculiares rocas graníticas de color rosado, con formas inexplicables, que asoman entre la verde vegetación. Algunos conjuntos de rocas tienen una forma y posición tan extraña que piensas como siguen ahí colocadas, en ese enigmático equilibrio durante años y años.
Pero en La Pedriza, cuyo nombre como ya habrás imaginado, tiene su origen en la cantidad de formaciones rocosas que tiene, también hay rutas en las que la reina no es la piedra, sino el agua. Esas que a todos nos apetece hacer cuando hace un poco más de calor, pero que nos encantan en cualquier época del año.
Una de las clásicas es esta que os cuento, que hace un recorrido por Los Chorros del Manzanares para finalizar en la Charca verde.
Información general
Ruta : Lineal – Punto de partida parking Cantocochino, La Pedriza
Longitud: 13 km. Ida y vuelta
Duración: 4,5 h. o todo lo que tu quieras, es la típica ruta con lugares en los que querrás parar y disfrutar un poco de tiempo
Desnivel: 500 m.
Dificultad: Fácil
En este recorrido que transcurre por la Garganta del Manzanares, observarás como el río ha ido esculpiendo, en su paso por las duras rocas graníticas, una sucesión de saltos escalonados de caprichosas formas.
Todo el camino está muy bien señalizado con marcas blancas y amarillas, es casi imposible perderse. Se puede hacer durante todo el año, en invierno con la equipación adecuada, porque puedes encontrar zonas complicadas por el hielo. Recomendable 100% en primavera que el río crece en caudal con las aguas del deshielo y los saltos lucen espectaculares.
Descripción de la ruta
La ruta comienza en el parking de Cantocochino y va remontando el cauce del río Manzanares. En este punto de partida, además de dejar el coche, podremos recuperar fuerzas al acabar la ruta en alguno de los dos chiringuitos-restaurante que hay. No es mala idea para un final de ruta, no?
Este itinerario está siempre muy concurrido, sobre todo en el tramo que llega hasta la Charca Verde. Yo que soy de pocas aglomeraciones, y mucho menos en la montaña, os recomiendo madrugar bastante si vais en fin de semana. Lo ideal es hacerla en día de diario, si quieres disfrutar de este increíble rincón sin masificaciones.
Durante todo el camino el río va amenizando nuestro recorrido con el rumor de sus aguas, Según te aproximas a las zonas con saltos más altos el sonido del agua se hace más potente, es la promesa de que en breve descubrirás un rincón espectacular.
Aguas cristalinas, heladas , que van despeñándose por grandes escalones de dura roca granítica que ha ido adoptando curiosas formas a lo largo de siglos de erosión. Y aunque desde el año 2016 no está permitido el baño, medida necesaria para proteger el entorno del Parque Natural, es una ruta realmente refrescante y gratificante.
Tan sólo encontrarás un tramo de subida un poco más empinada en el último kilómetro y medio, aquí tendrás que tirar de tu forma física , pero no demasiada casi cualquiera a su ritmo puede hacerlo..
Desde el parking tomamos el primer tramo de ascenso suave por una pista asfaltada y continuamos después por una pista forestal, el río queda a nuestra derecha. Pasamos primero cerca de la Charca Verde que dejamos atrás, la visitaremos en el camino de vuelta. Vamos a la búsqueda de las chorreras del Manzanares.
En el recorrido encontraremos un par de fuentes, por lo que el agua no será problema.
Llegados a un punto hay que subir unas escaleras de piedra, que aparecen a nuestra izquierda, y dejar la pista forestal. A nuestra derecha unos metros más alante dejaremos el Puente del Francés.
Subiendo los escalones de piedra nos internamos en un bosque de pinos, tapizado de jaras y helechos. Avanzamos por esta senda para llegar hasta el Puente del Retén, sin cruzarlo avanzamos por el camino y descubrimos el primer salto de agua, rodeado de vegetación .
Como la zona no está muy transitada ahora, hemos pasado casi tres meses de confinamiento por el Covid-19 y la naturaleza ha recuperado terreno, cientos de pequeñas mariposas amarillas revolotean y salen de los helechos a nuestro paso, como si fueran una explosión de confeti, es increíble!
Después de disfrutar y detenernos un rato en este primer salto de agua, volvemos hacia el puente de madera, que esta vez cruzamos, para comenzar la zona de mayor ascenso de la ruta . Este tramo discurre entre bosques de pinos y caminos de roca y deja unas espectaculares panorámicas de todo el valle a nuestra espalda.
Es primavera y la montaña está vestida del color de las flores: morados, amarillos, blancos, rosas … toda una gama que tiñe el precioso paisaje del valle. Según subes irás parando a cada paso para disfrutar del espectáculo, a lo lejos se aprecia el embalse de Santillana.
A un kilómetro aproximadamente y tomando una desviación del camino a la izquierda llegamos a los Chorros del Manzanares, saltos escalonados por los que desciende elegante el río y en cuyo final se forma una bonita poza de aguas cristalinas.
La zona desde la que se contemplan los saltos es una gran roca granítica inclinada, no es un mirador al uso, hay que ir con cuidado para no resbalar. Subimos hasta el último salto o primero según se mire, de esa sucesión de pequeñas cascadas y volvemos al camino para hacer el recorrido de vuelta.
Volvemos a recorrer el bosque de imponentes pinos de suelo alfombrado de helechos y las vistas del valle al fondo.
Descendemos por el camino para volver hasta el puente del Retén, bajar las escaleras de piedra y retomar la pista forestal. A la izquierda de esta pista sale la desviación hacia la Charca Verde.
Esta poza rodeada de peculiares rocas granínitcas que, parecen dunas petrificadas de color rosa anaranjado, se conoce como la Charca Verde por el color que toman sus aguas, debido a la pigmentación del fondo.
A esta zona se la conocía como “la playa de la Sierra de Madrid”, por la gran afluencia de gente en la época estival, fue una gran iniciativa que prohibieran el baño para proteger este precioso paraje natural.
Aunque no esté permitido el baño puedes parar, descansar,, refrescarte los pies en el agua helada y cargar pilas para terminar la ruta, que ya está a punto de concluir. En el último tramo del trayecto disfrutamos de un cielo con unos colores tan limpios y brillantes que parecen formar parte de un decorado.
¿Te ha gustado el post sobre este precioso rincón en la Pedriza ? Déjame cualquier comentario, sugerencia o lo que se te ocurra !!👍😃