¿Quieres descubrir el alma de la ciudad de Santander en un solo día? Hoy te propongo un recorrido por sus puntos más emblemáticos: por su maravillosa bahía salpicada de doradas playas, sus elegantes construcciones, monumentos y visitas a los puntos más icónicos de la villa, sin olvidarnos de disfrutar de su excelente gastronomía.
Si cuentas con más de un día mucho mejor, tienes mucho que ver y hacer por aquí, pero si no es así: sigue mis recomendaciones para que aproveches al máximo tu jornada.
Unas notas sobre Santander
El nombre ya suena elegante, igual que lo es la ciudad. Mientras paseaba por sus calles pensaba que, si de un personaje se tratara, sería una dama, de principios del siglo pasado: ilustre, distinguida, vestida con colores claros y delicados adornos; perfumada con olor a mar y a sal.
Y quizá esta imagen, que me vino a la cabeza, la transmita su arquitectura: llena de espléndidos edificios de estilo clásico, montañés o art decó, que denotan que ha sido un lugar frecuentado personajes de alcurnia.
Santander es una ciudad con historia: aquí existían asentamientos antes de la época romana. Con la conquista musulmana de la península, esta zona se convirtió en lugar de acogida para los que huían de los árabes. La villa fue creciendo y se desarrolló como importante punto de intercambio comercial, alcanzando su máximo apogeo en el S.XV. (llegó a tener hasta 6.000 habitantes). Una epidemia de peste diezmo la ciudad y sus habitantes que tardaron casi 200 años en recuperarse.
A partir del S.XVII la urbe adquiere mucha importancia, su puerto se convirtió en un importante y dinámico lugar de intercambio comercial. A principios del S. XX Santander se convierte en lugar de veraneo de la familia real, atrayendo a pasar los periodos estivales a la aristocracia y alta burguesía de la época .
En 1940 un terrible incendió destruyó prácticamente toda la villa y casi todos sus edificios tuvieron que ser reconstruidos.
Santander en un día
Mi primera propuesta para conocer de la ciudad es caminar a lo largo de todo el litoral. Durante el recorrido vas a ir encontrando muchos de los rincones más representativos. Después vamos al casco antiguo, para contemplar edificios y monumentos que hablan de su historia y finalmente a degustar su exquisita gastronomía. Un plan redondo para conocer Santander en un día.
Recorrer la bahía de Santander
Te recomiendo que, si puedes, hagas el recorrido completo a pie: desde el Faro de Cabo Mayor hasta Puerto Chico. El itinerario tiene poco más de siete kilómetros pero te aseguro que merece la pena caminar cada uno de sus metros. Ponte zapato cómodo y recréate con las preciosas panorámicas, déjate peinar por la brisa del mar y disfruta del encanto y la tranquilidad que respira la ciudad.
Si no quieres o no eres de caminar tanto, puedes optar por hacer parte del camino en auto bus o en coche (aunque en verano, sobre todo, puede resultar bastante difícil aparcar en la zona de costa).
Faro de cabo mayor
Puedes llegar hasta el Faro de Cabo Mayor caminando desde la Playa segunda del Sardinero. Hay un paseíto pero el recorrido es más que recomendable. Tendrás que subir unas escaleras que parten de la parte final de la playa, detrás del último hotel (Hotel Chiqui); las verás pegadas a la pared (hay que ir pendiente porque pasan desapercibidas).
Una vez en la parte superior, siguiendo el camino de la costa, llegarás hasta este espectacular faro, rodeando el campo de golf de Mataleñas, que se asoma al mar.
El faro tiene base octogonal, y el recinto interior, en el que tradicionalmente se alojaban los fareros, está hoy ocupado por un espacio cultural que recopila multitud de obras de arte y objetos relacionados con el mar.
Continua el sendero costero, caminando hasta el mirador de Cabo Mayor, para contemplar con mayor perspectiva el faro que se levanta espléndido sobre acantilados escalonados. Deja que el sonido de las olas, rompiendo contra las rocas, te acompañe y disfruta con calma de este precioso rincón de Santander.
Playa de Mataleñas
Justo al lado del faro, ya de vuelta hacia las Playas del Sardinero, está la Playa de Mataleñas. Encajonada entre Cabo Mayor y Cabo Menor, es una playa pequeña con mucho encanto y un lugar perfecto para darte un baño, si haces el recorrido en verano. Desde aquí, bordeando el campo de golf, llegarás hasta Cabo Menor que te ofrece unas maravillosas vistas panorámicas de la costa Cantábrica.
Las playas del Sardinero
Siguiendo el recorrido costero llegarás a la Segunda playa del Sardinero, porque sí: hay dos playas del Sardinero, una al lado de la otra separadas por una zona ajardinada: los Jardines del Piquío. Cuando la marea está baja ambas playas quedan unidas, formando un largo arenal dorado, que te invita quitarte los zapatos y dar un agradable paseo.
Parece ser que las dos playas del Sardinero estaban, antaño, separadas por algo más que jardines: una de ellas era utilizada por la clase alta santanderina, mientras que la otra quedaba reservada para el uso de las clases menos pudientes.
A espaldas de la playa del Sardinero se encuentra el Casino de Santander, otro punto icónico de la ciudad. El edificio es singular; sus paredes blancas relucen los días soleados y es como una gran tarta nupcial ¿No os parece?. Se construyó en 1916, en el lugar que ocupaba el anterior casino; lugar que vio desfilar, por sus elegantes estancias, a lo más granado de la aristocracia nacional e internacional.
Playa de la Concha y la playa del Camello
Continuaremos nuestro paseo en dirección a la península de la Magdalena. Dejando atrás las playas del Sardinero, llegamos a la Playa de la Concha, una playa agradable que cuenta con todos los servicios.
La playa del Camello es la ultima que encontraremos antes de llegar a la península de la Magdalena. Este curioso nombre se debe a una roca que tiene la forma de ese animal. Aparte de esta curiosidad, la playa es realmente bonita: con marea baja, las rocas emergen entre las franjas de arena y forman curiosas formas.
La península de la Magdalena
Este punto es un imprescindible en una visita a Santander ¿Quién no ha oído hablar del palacio de la Magdalena?. El palacio se encuentra en la parte más alta de la península, rodeado de frondosos jardines. Este majestuoso edificio, que se construyó entre 1908 y 1912, fue un regalo del Ayuntamiento de la Ciudad al rey Alfonso XIII, que comenzó a frecuentar esta residencia para pasar los veranos.
Tiene un estilo constructivo ecléctico, mezcla de influencias inglesas, francesas y estilo montañés (propio de la zona). Se utiliza a día de hoy para albergar congresos, reuniones y eventos. El interior del palacio se puede visitar, aquí te dejo toda la información: Visitar el palacio de la Magdalena.
Puedes hacer un recorrido panorámico de toda la península en un pequeño tren turístico que es conocido como el Magdaleno, esta es una buena opción para los poco aficionados a caminar.
En esta península, de rica vegetación, encontrarás también mini zoo gratuito, con pingüinos y focas (que no visité porque no soy partidaria de mantener a los animales en cautividad) y la Exposición el Hombre y la mar. Aquí se encuentran expuestas, entre otras embarcaciones, las réplicas de tres antiguos galeones, con las que el marinero Vital Saltar cruzó el Atlántico en 1978.
La isla que se observa desde la península de la Magdalena es la isla de Mouro: un peñón rocoso, que preside la entrada a la bahía, y en el que se encuentra un faro.
Playas del Bikini y de los peligros
Rodeamos la península, descendiendo por el lado contrario al que hemos accedido al palacio. Bajando unas escaleras de piedra rodeadas de vegetación, llegamos a la playa del Bikini.
Este nombre se debe a que, en los años sesenta, la frecuentaban las estudiantes americanas y europeas, que asistían a los cursos de la Universidad. Así esta tranquila playa se llenaba de prendas demasiado pequeñas, para los usos de la época, lo que llamaba la atención y acabó dando nombre a la playa.
Su playas vecinas: la playa de la Magdalena y la playa de los peligros. Otro nombre curioso que no está claro si tiene que ver con que esta zona era frecuentada por piratas o se debe a que sus arenales, de escasa profundidad, suponían un gran peligro para los barcos que se aproximaban demasiado. Sea como fuere, es una playa agradable y tranquila, con unas estupendas vistas sobre la bahía.
Muy cerca de esta playa se encuentra el Museo Marítimo del Cantábrico, una visita muy recomendable : Información para visitar el MMC
Puertochico
Seguimos nuestro paseo, siempre por la costa, y llegamos a Puertochico; antiguo puerto de pescadores, hoy es un puerto deportivo y tiene, además de encanto, una enorme oferta gastronómica y de restauración. Si te diriges hacia las calles del interior, encontrarás infinidad de restaurantes, gastrobares o tascas de toda la vida (la oferta es de lo más variada). Además descubrirás edificios y rincones con mucho encanto.
Centro Botín y el edificio del Banco Santander
Dos construcciones emblemáticas de Santander, que encuentras avanzando por el paseo de Pereda. El Centro Botín es un centro cultural con una original construcción. Obra del arquitecto Renzo Piano, se inauguró en el año 2017. Desde lejos distinguirás su singular silueta: dos bloques de metal y cristal quedan suspendidos sobre columnas y parecen flotar sobre el mar. En su interior alberga una sala de exposiciones de más de 2.500 metros cuadrados.
Los jardines de Pereda enmarcan este peculiar edificio. Si subes a la terraza del Centro Botín podrás contemplar unas preciosas vistas panorámicas de la bahía santanderina.
Tienes aquí toda la información para visitar el Centro Botín
El Edificio del Banco Santander se construyó entre 1919 y 1923, en el lugar que ocupaba un antiguo hotel, al que se fueron añadiendo edificios adyacentes. Aun hoy sigue siendo la sede social del banco.
El monumento a los raqueros y la grúa de piedra
Los raqueros de Santander son cuatro esculturas de bronce que representa las figuras de cuatro niños, a tamaño natural. Son obra del escultor santanderino José Cobo Calderón y es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad.
¿Quién son estos niños que se lanzan al agua o esperan atentos mirando pasar las olas?: son los raqueros. Eran niños pobres, en su mayoría huérfanos, que esperaban para recoger las monedas que tripulantes, viajeros o curiosos les lanzaban al agua. Se zambullían para buscarlas, convirtiendo este hábito en una forma de buscarse la vida y, tristemente, llegaron a ser una atracción turística a finales del S. XIX y principios del XX.
La Grúa de piedra es otra imagen emblemática de Santander. Se encuentra al lado del centro Botín y, su poderosa silueta, es un recuerdo de la intensa actividad que tenía lugar por estos muelles, a principios del S.XIX. La grúa era un titan para la época, ya que era capaz de mover hasta 30 toneladas. Se inauguró en el año en el año 1900 y, desde entonces, contempla impasible el litoral de Santander y la playa del Puntal.
El casco antiguo de Santander
Después de hacer el recorrido costero y haber disfrutado de la belleza esta bahía cántabra, hemos llegado a un punto perfecto para sumergirnos en el casco antiguo. A la altura de Puertochico, dirígete al interior de la ciudad para descubrir sus edificios y construcciones tradicionales. Santander no tiene apenas edificios antiguos, ya que prácticamente toda la ciudad quedó arrasada por el terrible incendio del año 1941, así que la mayoría de las edificaciones son posteriores a esa fecha.
La catedral de Santander
Una construcción de líneas austeras, que se levantó sobre un antiguo asentamiento romano y que ha sufrido sucesivas transformaciones. Comenzó a construirse en el S.XIII y realmente esta formada por dos iglesias, la iglesia Alta y la iglesia Baja, conocida como la Iglesia del Cristo. Se accede a la catedral a través de un precioso claustro gótico.
La catedral, como la mayoría de los edificios de la ciudad, también quedó destruida en el gran incendio de 1941, por lo que tuvo que ser reconstruida casi por completo.
A parte de la visita a la catedral y su claustro, puedes subir a la Torre del campanario a disfrutar de unas excelentes vistas. Aquí se encuentra también el Centro de interpretación de Historia de la Ciudad de Santander.
La plaza porticada
También conocida como la plaza de Pedro Velarde, tiene planta cuadrada y cinco entradas; toda la plaza tiene soportales y en ella se encuentran, sobre todo, edificios oficiales. De líneas puras y sobrias, la plaza es famosa en Santander ya que aquí se celebraba anualmente el Festival Internacional de Música.
Bajo esta plaza se encuentra el Centro arqueológico de la Muralla Medieval, donde podrás visitar los restos de la muralla que protegía la entrada a la ciudad, en el siglo XIII, y donde se recrea, de forma audiovisual, el pasado medieval de Santander.
Bajo la plaza de Pedro Velarde se encuentra un antiguo refugio antiaéreo, que puedes visitar. Fue construido en 1937 para protegerse contra los bombardeos de la Guerra Civil, ya que la ciudad fue especialmente asediada (llegaron a sufrir hasta 34 ataques durante la contienda). Otra visita recomendable para entender parte de la historia de la villa.
La plaza de Cañadío y la plaza de Pombo
Dos plazas que se encuentran muy cercanas y son tradicional punto de encuentro de los santanderinos. Me gustaron especialmente los edificios de la plaza de Cañadío con sus preciosos miradores de madera.
El funicular del rio de la pila
En la calle rio de la pila se encuentra un funicular gratuito, con tres paradas, que funciona durante todo el día. Si subes hasta la tercera parada podrás contemplar Santander y su bahía, sobre los tejados rojizos de los edificios. Al caer la noche esta zona es lugar de encuentro para el ocio nocturno.
La calle comercial de Santander
Si prefieres aprovechar la visita a la ciudad para hacer unas compras, en la calle Burgos encontrarás lo que buscas. Es la calle comercial de Santander por excelencia; es peatonal y está llena de comercios de todo tipo: negocios tradicionales se mezclan con las franquicias más famosas, con bares y restaurantes, además siempre está muy animada.
En esta calle se encuentra el Ayuntamiento. El edificio fue reconstruido, como casi todos tras el incendio, y conserva en su fachada el reloj original del S. XVIII, de la antigua casa consistorial, ubicada en la Plaza Vieja . Detrás del Ayuntamiento se encuentra el Mercado de la Esperanza, un edificio modernista con una amplia oferta de productos frescos.
Mercado del Este
Es un precioso mercado remodelado, en el que se encuentra la oficina de Turismo, además de variados comercios, tiendas especializadas, bares y restaurantes. Es un lugar acogedor, mucho más bonito en el interior que en el exterior. Se construyó ente 1839 y 1842 y también alberga una sala de exposiciones.
Gastronomía de Santander
No puede haber una lista de cosas que hacer en Santander en la que falte su exquisita gastronomía. Santander, como no puede ser de otra manera, es famosa por sus platos elaborados con productos del mar: Habrás oído hablar de las rabas, la tapa santanderina por excelencia (un clásico que tienes que probar porque están exquisitas), el cocido montañés o las anchoas de Santoña, una buena quesada pasiega y para terminar un orujo del Valle del Liébana.
En esta ciudad Cántabra hay infinidad de lugares donde poder deleitar tu paladar: desde tascas de toda la vida hasta gastrobares de atractiva decoración o el clásico restaurante. También, como en otras muchas ciudades de España, se ha puesto de moda el pincho: una forma que me encanta para probar en pequeños bocados las especialidades culinarias de un lugar.
🌅 Y hasta aquí mi recorrido para conocer Santander en un día ¿Te animas a organizar una escapada en esta preciosa ciudad? ¿Qué te ha parecido el recorrido? ¿Conoces algún lugar que piensas debería estar en esta lista? !Déjame un comentario, una sugerencia o lo que más te apetezca! Me encantará leerlo 👇