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Los diablos de Luzón, el carnaval más tenebroso de Guadalajara

Los diablos de Luzón es una de las celebraciones de carnaval más ancestrales de Guadalajara y una de las más enigmáticas de España.

En este pequeño pueblo de Guadalajara, a la vera del Tajuña, cada sábado de carnaval y fieles a su tradición, negros diablos de gran cornamenta y sonoros cencerros salen de las entrañas de la tierra y recorren las calles de Luzón en una mascarada única.

Este evento, declarado Fiesta de Interés Turístico Provincial, forma parte de las celebraciones más antiguas de la región.»

Una mascarada tan simbólica y misteriosa como divertida, que merece la pena vivir en primera persona.

Historia y origen de los Diablos de Luzón

Durante siglos, en las estrechas calles de este pueblo alcarreño, se ha representado este oscuro desfile de Diablos.

Esta, como otras muchas tradiciones, está ligada a las celebraciones cercanas el equinoccio de primavera. Celebraciones atávicas que  invocan la fertilidad de tierras, animales y personas.

Son rituales paganos de purificación y protección contra los malos espíritus, que tienen origen pre romano.

Calles de Luzón

Los diablos de Luzón, como reza el cartel en la entrada del pueblo, son una figura entre la tradición y la leyenda. Una leyenda que cuenta que una vez al año surgen desde las entrañas de la Madre Tierra, por una grieta que nadie acierta a conocer, estas extrañas criaturas, que llenan con su estruendo de cencerros la calma de esta pequeña localidad.

Se cree que esta tradición se remonta al asentamiento de los Lusones, los antiguos pueblos celtíberos que habitaron esta parte de la Alcarria.

Los primeros datos de esta fiesta datan del S.XIV, desde entonces, se ha mantenido y transmitido de generación en generación. 

Mascaradas de carnaval Guadalajara

Este curioso carnaval dejó de celebrarse a finales de los años 60, pero se recuperó en 1992 y está declarado Bien de Interés Turístico Regional y Fiesta de Interés Turístico Provincial.

¿Cuándo salen los Diablos de Luzón?

mascaradas de Guadalajara

Cada sábado de carnaval, ya bien entrada la tarde, los diablos comienzan a tomar forma; mozas y mozos del pueblo se alejan al campo y buscan un lugar secreto, para su ritual de transformación.

Pasan de seres humanos a negros diablos de enorme cornamenta, piel negra tiznada de aceite y hollín y dientes gigantes tallados en patata. 

Carnaval en Luzón Guadalajara

Blusones y faldas negras, hasta los pies, es el atuendo que visten los diablos. Pueden darlos vida tanto hombres como mujeres, también los niños son bienvenidos a representar este terrorífico personaje.

Diablo en Luzon

Para el cuidado ritual de transformación, los diablos cuentan con unos eficientes ayudantes, generalmente amigos y familiares, que logran sacar de las profundas tierras alcarreñas estas figuras negras de aterrador aspecto.

Les fijan con cuerdas los grandes cuernos de toro o buey a la cabeza, sobre una almohadilla y un trapo negro que cubre la parte posterior de la cabeza, hasta la nuca.

Después ciñen a su cintura grandes cencerros, llamados “trucos y cañones”,  dos delante y dos detrás (a veces más).

Por último, unos enormes dientes, tallados en patata, resaltan sobre el negro brillante del hollín y el aceite y les da ese aspecto diabólico.

Carnaval los diablos de Luzón

Una vez preparados, la comitiva infernal comienza el desfile.

Avanzan hacia el pueblo con su sonoro paseo, que más que paseo es una danza. Los saltos y movimientos de los diablos, ayudan a los enormes cencerros de la cintura a emitir un peculiar estruendo, que avisa a los asistentes de que los diablos se acercan.

A los cencerros se unen los tamboriles y dulzainas. Todos juntos, en una estridente procesión recorren las calles, la plaza y tiznan de negro a los más desprevenidos.

Carnaval de Luzón

En la plaza ya se ha encendido una enorme hoguera, que dará la bienvenida a los diablos y acompañantes y que, como en toda celebración de este tipo, es símbolo de purificación y sirve para ahuyentar a los malos espíritus.

Las mascaritas

Junto al fuego y a los que esperamos expectantes, se encuentran ya las mascaritas. 

Las mascaritas, carnava de Luzón

Estos personajes silenciosos y enigmáticos, con el rostro cubierto por un pañuelo, que solo deja ver sus ojos, visten el traje tradicional, sombrero y bastón en mano.

Observan enigmáticas, pasean y esperan la llegada de los diablos.

Mascaritas en los diablos de Luzón

Buscan su protección y golpearán con su bastón a todo aquel que olvide su deber. Por su parte, los diablos no pueden meterse con las mascaritas, que son las únicas que se libran de sus juegos.

Los diablos danzan, mueven los cencerros al caminar y tiznan de hollín la cara de todo aquel que pillan en su camino. Solo se salvan los que van disfrazados y a las mascaritas, a las que deben proteger.

Diablo de Luzón Carnaval

Esta celebración tan negra y aterradora como divertida, que cada año inunda las estrechas calles de Luzón,  es una estupenda muestra de tradición y una de las mascaradas rurales de España más auténticas.

Toda la provincia de Guadalajara guarda tesoros etnográficos y celebraciones rituales cargadas de simbolismo.  Otra de los carnavales tradicionales de la provincia, que te recomiendo conocer, es el Carnaval de Almiruete con sus Botargas y Mascaritas.

¿Conoces más carnavales curiosos y coloridos como este? Te leo en comentarios.

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